La confianza en uno mismo es uno de los pilares básicos de la felicidad sobre el que descansan la motivación para enfrentarnos a los retos de la vida, la capacidad para
establecer buenas relaciones con los demás y autoafirmarnos ante ellos, asumir responsabilidades, aceptar los fracasos propios y un sinfín de aspectos que necesitan de la confianza propia para
gestionarlos de manera óptima.
La verdadera confianza requiere que identifiques cual es el origen de tus inseguridades, ya que nadie como tú sabe cómo asustarte. Constantemente, a lo largo de todo el día nos lanzamos
mensajes negativos sobre nosotros mismos del tipo “ves, lo has vuelto a hacer” “eres un desastres” “si es que eres tonta” “qué desastre, qué torpe”. No nos creemos todo lo que leemos en
los periódicos, ni todo lo que vemos en la televisión, pero sin embargo estos mensajes negativos sobre nosotros mismos, que suenan con nuestra propia voz, sí los tenemos por
verdaderos.
El primer paso es respetar tus emociones negativas y entender que la confianza en uno mismo no es algo permanente, sino que las personas a veces nos sentimos más o menos seguros
según el momento vital que estamos atravesando. Por ejemplo, dependiendo de si en este momento estás genial con tu pareja o acabas de romper, tu confianza en ti mismo puede fluctuar. De
lo que se trata es de lograr una buena línea basal, para aceptar que los cambios exteriores y sucesos negativos pueden afectar de forma puntual a
nuestra autoestima, pero NO determinan cuánto confiamos en nosotros mismos.
Tener confianza en uno mismo significa saber que venga lo que venga, podrás con ello; tener en convencimiento de que siempre tus fortalezas serán a ser mayores que tus
dificultades.
Detectando la falta de confianza.
- No te atreves a actuar: Temes al fracaso por lo que sueles permanecer en la inacción. Dudas de tus propias capacidades para enfrentarte a situaciones de tu
vida diaria.
- Tienes pensamientos negativos: Te lanzas mensajes del tipo: "soy inútil", "no tengo nada interesante que decir", "nunca lo lograré", "soy un fracaso de
persona"...
- No te afirmas ante los demás: No expresas tus deseos y necesidades, te cuesta decir no a peticiones de otros aunque éstas sean incómodas para ti y tienes la
sensación de que la gente abusa de ti.
- Experimentas emociones negativas: Te sientes culpable por todo aunque la culpa no sea tuya, te sientes mal cuando te critican porque das crédito a las
opiniones de los demás y acabas despreciándote.
- Construyes una mala imagen de ti mismo: Centras tu atención en tus aspectos negativos pasando por alto los positivos. Esto hace que tu autoestima sea
negativa.
Mejorando la confianza en nosotros mismos.
- Quiérete más: Se trata de aprender a ser tolerante con nosotros mismos igual que toleramos los errores y fallos de la gente que queremos, para
ello:
- Apaga la voz crítica interna y escucha más la voz positiva.
- Cuando te sientas culpable verifica hasta donde eres responsable de las situaciones que te hacen sentir mal. Te darás cuenta de que en muchas situaciones no eres
responsable de lo que pasa en ellas.
- No seas tan perfeccionista, deja de fijarte tantos imperativos y pasa a la acción. Es mejor hacer las cosas aunque no estén perfectas que no hacerlas.
- Toma conciencia de tus cualidades y defectos: No todo en la vida es bueno o malo, blanco o negro, hay términos intermedios que matizan lo que hacemos y en
definitiva lo que somos. No te juzgues en términos dicotómicos y enfócate en ver los matices. Cada uno de nosotros somos un cúmulo de puntos fuertes, débiles e intermedios.
- Anota tus conductas positivas: Toma conciencia de lo que haces bien. Apúntalo en una libreta, te darás cuenta de la multitud de cosas que haces bien y pasas
por alto.
- Escucha a los demás: Los demás tienen una opinión sobre ti al igual que tu la tienes sobre los demás. Escucha lo que dicen sobre ti, verás que tienen una
imagen de ti mejor que tu mismo.
- Plantéate objetivos realizables: Cuanto más inalcanzables sean los objetivos menos posibilidad tendremos de conseguirlos y más dudaremos de nuestra valía. Asi que
disminuye tu nivel de perfeccionismo. Empieza por objetivos sencillos y a corto plazo, así aumentarás la seguridad en ti mismo y la percepción de autoeficacia.
- No pospongas las tareas: Cuando antes te pongas a alcanzar objtivos y a aplicar soluciones mejor. Si lo vas procrastinando se hará todo más grande y no sabrás por
donde empezar.
- Relativiza los fracasos: No fracasamos o alcanzamos el éxito de forma absoluta. No te centres en lo que te queda por llegar al objetivo sino en lo que te has
acercado a él.
- Afírmate ante los demás: Expresa tus opiniones y deseos respetando los de los demás. Atrévete a decir no y negociar una solución satisfactoria para todas las
partes. Explica lo que te molesta de forma constructiva y contesta a las críticas con tranquilidad. Expresa tus emociones lo que te ayudará a comprenderlas y gestionarlas.