Frecuentemente restamos importancia a los signos que nuestra mente y nuestro cuerpo nos envían para indicar que estamos pasando por una situación estresante o de sufrimiento. Muchas veces intentamos pasar por alto estas señales y así esconder el problema “debajo de la alfombra”.
Pero lo cierto es que el malestar psicológico puede llegar a interferir mucho en la vida diaria y si no tomamos cartas en el asunto no desaparecerá. A continuación describiremos 6 señales de alerta que debemos tener en cuenta para decidir cuándo ir al psicólogo.
Este malestar de tipo depresivo suele perdurar durante un tiempo relativamente limitado, pero si observamos que se alarga mucho en el tiempo, no tenemos ganas de realizar actividades que antes nos producían placer y la tristeza pasa a gobernar nuestra realidad, es el momento de ir a un psicólogo.
Con frecuencia las metas y los valores dan sentido a nuestra vida. Cuando no tenemos unas metas tan marcadas o realmente no sabemos qué es aquello que queremos conseguir, puede suceder que nos encontremos perdidos dentro de la metódica y estructurada sociedad en la que vivimos.
Esto puede producir un malestar que interfiera con el autoconocimiento, la autoconfianza y la motivación. En estos casos ir al psicólogo puede ser de gran ayuda para fomentar el crecimiento y la autonomía personal, así como para ayudar a determinar las propias metas y valores.
Llevas tiempo notando una negatividad que antes no existía; das vueltas a acontecimientos catastróficos que podrían (o no) suceder; tienes ideas obsesivas acerca de acontecimientos que antes no tenías en cuenta, etcétera.
Si identificas alguna de estas afirmaciones en tu pensamiento diario, quizás sería recomendable ir a un psicólogo para indagar sobre el asunto y aprender las herramientas necesarias para frenar ese bucle de negatividad en el que tu mente se encuentra sumida.
Uno de los indicadores más comunes y que generan más malestar cuando notamos que algo no está funcionando bien en nuestra vida es el insomnio. La prisa, el estrés, la presión social y una gran variedad de trastornos psicológicos se asocian a dificultades para dormir, y por lo tanto para descansar.
El sueño es uno de los procesos más importantes del organismo humano. Mientras dormimos gestionamos las emociones y el sistema nervioso se regenera. En consecuencia la falta de sueño acarrea una larga lista de problemas que podemos evitar acudiendo al psicólogo a tiempo.
Has notado que tu umbral de paciencia es mucho más bajo, tienes las emociones a flor de piel y los sentimientos de ira y rabia no dejan que disfrutes con todo aquello que antes te proporcionaba placer.
Puede ser que la frustración debida a una mala decisión o a alguna injusticia que hemos vivido nos genere este tipo de sentimientos. En estos casos la figura del psicólogo puede ayudarte a aceptar estas situaciones, gestionar las emociones negativas y así empezar a entender de dónde proviene la ira con el objetivo final de deshacerte de ella.
El ritmo de vida marcado por la sociedad occidental en la actualidad es extremadamente exigente. Trabajar, intentar tener éxito profesional, formar una familia, hacer deporte, mantener una alimentación equilibrada… Todo ello supone un verdadero maratón para quienes intentamos llevar una vida plena. Este ajetreo diario puede provocar un estrés crónico que interfiera en nuestra vida.
El estrés tiene repercusiones tanto a nivel psicológico como orgánico, alterando la producción de cortisol y radicales libres que afectan de manera directa a nuestra fisiología y por lo tanto también a nuestro comportamiento. En estos casos, darnos el tiempo necesario para ir al psicólogo resulta realmente útil.